Las condiciones ambientales del verano son estupendas para pasar más tiempo fuera de casa, al aire libre y en entornos naturales. Pero también lo son para compañeros de vacaciones poco agradables como es el herpes simple.
Aunque lo reconocemos como heridas aparecidas habitualmente en el labio, el herpes es una enfermedad infecciosa que se contrae a través de un virus y que provoca lesiones cutáneas principalmente en cara, labios y boca, en el caso del virus de tipo 1, o en la zona genital, en el caso del virus de tipo 2.
Ambos virus pueden encontrarse en el cuerpo de manera latente y salir de su estado de reposo en momentos de defensas bajas del organismo, por eso aparece en vísperas de exámenes o de estrés como el provocado por los preparativos de las vacaciones. En verano, además, es habitual que aumente su incidencia debido al mayor tiempo de exposición solar al que estamos sometidos.
¿Cómo reconocerlo?
Los síntomas son picor y ardor en la zona afectada, seguidos de la aparición de pequeñas vesículas rellenas de un líquido claro que a los 7-14 días se secan y se caen.
¿Cómo evitar contagiar a otras personas?
Estos sencillos consejos te ayudarán a no retrasar la curación del herpes.
- Conservar limpia la zona infectada.
- No tocar las heridas provocadas por el herpes y en caso necesario (aplicación de pomadas, etc) lavarse bien las manos tanto antes como después.
- No extraer las costras una vez que la lesión ha comenzado a secarse.
- Evitar el contacto directo de la zona infectada con otras personas hasta después de la desaparición de las erupciones.
¿Cómo tratarlo?
Al notar los primeros síntomas, acude a una farmacia donde puedan ayudarte con el diagnóstico. No existe cura como tal para el herpes, pero sí que están disponibles diferentes tratamientos que permiten controlar los síntomas o acelerar el proceso de desarrollo de las lesiones.
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